Spiga

Resaca

- Nunca mas tomo…- me repetía una y otra vez, sabiendo de antemano que tal vez la próxima semana estaría diciendo lo mismo. El amargo sabor de la bilis, después de la tercera vez que vomitaba, me parecía un justo castigo al exceso. Cuando iba rumbo a mi cama, mi mamá me llama a almorzar.
- No tengo hambre, gracias. Amanecí un poco enfermo del estómago - fue mi respuesta instintiva.
Me acosté y me sentía ebrio aún. Casi por ocio, intenté reconstruir la noche. Definitivamente me faltaban varias diapositivas y tenía una que otra imagen de hechos aleatorios. Miré mi celular, y encontré una foto de una mesa repleta de alcohol y un ser en el suelo, que podría ser yo.
Interesante - pensé. Tomo el teléfono, llamo a mi compadre y le pregunto que pasó. Estaba en las mismas y entre los dos logramos acordarnos de algunas cosas. Nos reímos bastante y nos quejamos de los mal que nos sentíamos.
- ¿Porqué no arreglamos la caña con una chelita?- me preguntó. Me pareció bien. La próxima semana al parecer es un futuro lejano.

0 comentarios: