De pronto, al doblar la esquina, te encontré. Mi corazón se aceleró violentamente mientras nuestros cuerpos se acercaban cada vez más. El encuentro era inevitable, y mil preguntas invadían mi cabeza. No sabía si me recordarías, si me reconocerías entre el gentío, y al fin, así fue. Allí estabas frente a mi, y no tuve mas remedio que pagarte las diez lucas que me habías prestado… ¡que chico es Santiago!
Aporte de Marcos.
1 comentarios:
10 de diciembre de 2007, 23:20
jajaja
ojala siempre fuera asi
muchos se hacen los tontos
iba super metida, toda ilusionada
con un final romantico y.....
un gran giro
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