Spiga

Ideales

Desperté y de inmediato me sentí incómodo. Me sentía fuera de lugar. Miré hacia el lado, y vi a una mujer durmiendo. Mas bien roncando. Al parecer había estado buena la fiesta de anoche. Lo extraño era que no podía recordar nada. La volví a mirar, y en realidad no se parecía en lo absoluto al ideal de mujer que tengo en mente. Era un tanto gorda y tenía el maquillaje de los ojos completamente corrido. Dormía vestida, hasta con los zapatos puestos y en su velador yacían vasos vacíos. Traté de recordar algo otra vez, pero solo sentí amargura. No había estado tan buena la fiesta. Me levanté, caminé hacia el baño y vi en el espejo un rostro demacrado y más flaco de lo que recordaba. No sentí resaca y mi pelo no olía a humo de cigarro. Volví a la pieza y sólo encontré mi terno tirado en el piso. Definitivamente no había salido en la noche. La vida de casados no estaba resultando como lo había soñado.

1 comentarios:

Patorusa

10 de diciembre de 2007, 1:52

Que difícil es la vida cuando se respira la no vida. Cuando en realidad, miras a tu alrededor y puedes percibir sin ver que el oxígeno no es el mismo y que éste cada vez escase más. Sin dudas, que la no vida no le viene a nadie. Ojalá todos pudiesen mirar su alrededor y darse cuenta de que no estaban en la fiesta, que como dice Ismael: "todos estaban invitados a la fiesta, menos yo".

Uno de los mejores que te he leído, nada personal. Simplemente, de a poco ha vuelto el Chinaski de los inicios.