Spiga

Con los labios rotos

Sofía, toma de mi mano!!!


De repente, Luís sintió la mano de Sofía en la suya, calida y reconfortante. Luego gritó cuando la sintió como hielo. Las ultimas huellas de lo que se encontraba a su alrededor se desvanecieron en una especie de vapor helado, y se encontró al lado de la panamericana. Esta se estrechaba al llegar al puente, a pocos metros de el, y vio como el camión intentaba bajar la velocidad. Se escucho el chirrido de los frenos cuando apareció otra figura, la débil silueta de un hombre anticuado. Vio por un instante el duro y obstinada cara de su Padre, consumido por el odio. El sonido de los frenos no terminaba nunca; escucho después un tremendo impacto, seguido de un silencio profundo, doloroso, agobiante.

Recostado en su cama, cansado, Luís lloro durante un buen rato, al recordar a su madre y a su hermana muertas; las lágrimas parecían no tener fin. La luna esparcía una suave luz a través de la ventana. Uno de sus rayos suavizo una de las fotografías y una pálida luz ilumino a Maria, su madre, tomo el recuadro y la beso con los labios rotos.

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