Spiga

Necrofilia

Yo la amaba, lo prometo que es cierto (dicen que no se debe jurar). Me dijo un par de veces que moriría de amor por mí, pero no pensé que fuera cierto.

El tiempo hacía deseable el momento, no era su primera vez, ni la mía, sin embargo, me embriagaba una sensación de novedad y extraña curiosidad.

Nos tomamos un par de copas, y la temperatura comenzó a subir al fin, nos quitamos las ropas extasiados. Le estaba haciendo el amor, nuestros movimientos eran rítmicos, me repitió un par de veces que me amaba, hasta que la intensidad del momento impidió la emisión de alguna palabra.

Nuestra respiración comenzó a acelerarse al punto de recrear una pequeña sinfonía, hasta que de un momento a otro dejé de sentir la suya. No pude dejar de moverme, seguí presionando mis manos en sus caderas y aceleré aun más mis movimientos, hasta que pude descansar sobre su cuerpo inerte. Nunca pensé que mi mente era capaz de disfrutar tal perversión, pero era cierto… estaba cometiendo necrofilia.


Aporte de Francoise




1 comentarios:

Matías Irarrázabal

1 de febrero de 2008, 13:12

queee atemorizantee
parece la narración de una persona que cayo en el abismo de sus deseso


saludos cordiales


http://asociaciondelbuenescribir.blogspot.com/