Spiga

La familia

Siempre hemos sido una familia unida. Mis tíos vivían con nosotros por problemas económicos, lo que no era problema para mí, a pesar de ser hija única. Además, podía ver todos los días a mi primo mayor. Yo lo amaba en secreto desde chica, pero nunca lo comenté con nadie. Cuando tenía 17 años, un día nos juntamos todos en la cama de mis papás a ver una película y me acosté a su lado. Sin querer pasé mi mano por su pene. No dijo nada. Desde ese día, siempre me metía a su cama y trataba de tocar su pene como algo accidental.

Un buen día, todos salieron de casa y me quedé sola. Mi primo llegó tarde y se fue a acostar. El solo hecho de saber que estábamos solos, me excitó por completo. Fui a su pieza inventando una pesadilla, y como siempre, me acosté a su lado. Temblaba de solo pensar su cuerpo estaba junto al mío. Repentinamente, giró su cuerpo quedando de frente a mí y pasó su brazo por mi cuerpo, atrayéndome hacia él. No recuerdo bien que fue lo que me dijo, solo que me tomo una mano y la llevo directamente a su pene, que se encontraba erecto y fuera del boxer, mientras fue metiendo su mano por debajo de mi polera de dormir, hasta que tomó con ella uno de mis senos. No pude evitar que de mi boca saliera un tímido gemido de placer, más fuerte cuando tomó entre sus dedos mi duro pezón. Podía sentir en mi mano como su pene palpitaba mientras él jugaba con mi pezón. Me desnudó y sus labios se apoderaron de mis pezones. Le pedí que me hiciera suya, me recostó boca arriba separando mis piernas y metió su cara entre ellas. Su caliente lengua empezó a recorrer mis labios inferiores haciendo que todo mi cuerpo se contorsionara de placer. Era la primera vez que mi vagina era tocada por un hombre. Di un fuerte gemido cuando su lengua hizo contacto con mi clítoris. Su hábil lengua pronto me provocó un orgasmo. Entre jadeos y gemidos mi cuerpo se sacudía como si una descarga eléctrica lo hubiera tocado, mientras él fue besando mi cuerpo y acariciando mis pechos, tomando posición sobre de mi cuerpo. Aún vibraba, cuando acomodó su caliente glande entre mis labios vaginales y lentamente empezó a hacer presión. Su pene se fue deslizando hasta que encontró mi lubricada vagina. Tomó impuso y con un violento movimiento de sus caderas su pene se fue el fondo de mi vagina arrancándome un ligero grito de dolor cuando desgarró mi himen. El dolor pronto desapareció y un rico calor lleno de deseo y lujuria cubrió todo mi cuerpo. Su pene se movía violentamente recorriéndome completamente. Cada una de sus embestidas era acompañada por mis gemidos que salían sin ningún control y que acompañaron mi segundo orgasmo. Casi de manera simultanea, él tembló y depositó su tibio semen en mí. Jadeantes y sudorosos nos estrechamos en un calido abrazo mientras nuestros cuerpos vibraban de placer.

Al poco tiempo después, mis tíos se fueron al Sur y nunca más vi a mi primo, pero siempre recordaré ese momento como uno de los mejores de mi vida. No cabe duda que siempre hemos sido una familia unida…


Aporte de Juana la loca.

3 comentarios:

Anónimo

9 de mayo de 2008, 20:20

¿Qué puede ser? ¿Qué son esas experiencias que nos llevan a delirar hasta en el olvido?
Buenísimo tu relato, cuesta tanto expresar algo tan caliente con un registro culto informal. Me parece muy bien logrado. Claro, se te puede acusar de ser muy explícito, pero qué más explícito que tener sexo, ósea estamos en el siglo XXI; considero que es hora de hablar como se nos dé la gana, ya han sido muchos años en los que nos hemos ocultado tras las sábanas...¡salgamos y hagamos el amor!
Quizás, lo que sí te podría criticar es el título, creo que lo que menos importa es que sean primos, claro es la excusa del relato. Sin embargo, no aporta mucho el título.

Saludos Chinaski.

Anónimo

12 de mayo de 2008, 19:09

Sin lugar a dudas un cuento bastante rústico por no decir grosero, creo que la forma en la cual trataste de abordar un tema así, debido a que el cuento lleva por nombre “La Familia”, es poco consecuente con el titulo, quizás un titulo como “La pareja follando” hubiera sido mas adecuada para encubrir, la exagerada forma de querer hablar desde la cintura hacia abajo. Pero bueno, para gustos hay colores. A mí me daba la impresión de que no pasaba gran cosa y que además se describían acciones irrelevantes. Será que no le vi el punto, como también parece estar carente de argumento. Tampoco me gustó el estilo, demasiado anodino y sin chispa...

Anónimo

11 de noviembre de 2015, 18:42

me encato esta hermoso este cuento