Para cuando comienza un año la gente acostumbra a ponerse metas,
insistes pensar en nuevos proyectos: un estúpido atisbo de esperanza
en donde la lucidez le hace creer que puede. Este año sí me gradúo,
no dejare este año de poner mi negocio (ahora sí), voy a empezar mi dieta
si o si para bajar los 10 kilos de más que tengo, ahora sí me voy
a levantar trempano todos los días, voy a tenerle paciencia durante la
semana a mis viejos, este año no me conecto tanto a internet para mejorar mi
lento rendimiento en el trabajo, ya no voy a fumar (mucho), etc, etc.
oh claro ! pero luego de un par de meses la gente se olvida de todo porque
me apodera la pereza, la cerveza y algunas cosas más. Y de ahí
interviene la angustia de saberse un pusilánime incapaz de cumplir con
sus metas, luego la depresión, y ya cuando la gente se empieza a
medio sentir más mierda, se da cuenta de que es noviembre, y
observa entonces que comienza a pensar en los propósitos del año nuevo.
?
Ahora lee las iniciales de cada frase y dime que NO...?
3 comentarios:
6 de noviembre de 2007, 20:01
Jaja. Notable. Me sentí plenamente identificado con el relato.. muy bueno.
PD: Como puedes ver, pienso exactamente lo mismo.
6 de noviembre de 2007, 21:25
Acróstico todo el rato, lo mejor es que no está forzado, sino que sale de manera natural.
En cuanto a la temática, da cuenta de que casi todas las planificaciones son un fiasco y que en realidad, lo que realmente vale la pena tomar en cuenta, es el margen de error. Nada, buenísimo, digno de publicar.
8 de noviembre de 2007, 14:50
Que verídico el relato, por mucho que te guste la cerveza no dejes que tus sueños se hundan en ella... besos
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