Spiga

Fantasmas.

He comenzado la huida. Trato de no irme por las mismas calles en que puedas aparecer. Busco y busco nuevas salidas. Tracé una nueva ruta y me han dado todo tipo de pistas para no toparme contigo. En mi pieza, puse trampas, cosa que si te atreves a aparecer, caigas en una de ellas y puedas tropezarte antes de alcanzarme.
Cambié mis canciones, no sea que esta especie de Dios me mande mensajes subliminales, que vuelvan a rasgar mi cuerpo.
En la computadora juego otras cosas. Borré todo tipo de páginas sugerentes; incluso mis amigos me ayudan con nuevos códigos, cosa de que no puedas saber nada de mí.
Quiero denunciarte, que llegue la policía, que me rescate de la miseria y te encierren en la cárcel, que te transporten lejos; en esas cárceles de alta seguridad. Pero nada, la policía no sabe que huyo, no saben que me asaltaron. No hay explicaciones para los muertos, porque por más que huya, tu fantasma sigue aquí, me acosa y anuncia más miseria para los próximos días.

1 comentarios:

Anónimo

11 de febrero de 2008, 10:51

Patty

Está genial tu cuento.. claramente es tu cuento...

A veces es mejor enfrentar los fantasmas, en una de esa el que termina asustándo eres tú...


Un abrazo fuerte,

Marco.